Este no es un viaje de ida y vuelta, o en principio, no está planeado para serlo. Así que no puedo dejar cosas pendientes.
No tengo nada que me ate, las cosas materiales son reemplazables, y no tengo responsabilidades que me sujeten aquí. Así que mudarme no es ningún problema. Sin embargo, hay una sola cosa de la que no consigo deshacerme: mi piano.
A pesar de que soy consciente de que es un objeto de lujo, es decir, no es de primera necesidad (ni de segunda, ni de tercera) hay muchas cosas que me atan a mi piano. Tiene un valor sentimental mucho mayor que cualquier carta, fotografía, camafeo, o cualquier otro recuerdo que a primera vista podría parecer mucho más sensible a este tipo de lazos sentimentales.
Por primera vez en mi vida decido si todo lo que me une a mi piano, todo el esfuerzo, todos los años, todas las lágrimas, significan mucho más que el orgullo de hacer las cosas sola.
No tengo nada que me ate, las cosas materiales son reemplazables, y no tengo responsabilidades que me sujeten aquí. Así que mudarme no es ningún problema. Sin embargo, hay una sola cosa de la que no consigo deshacerme: mi piano.
A pesar de que soy consciente de que es un objeto de lujo, es decir, no es de primera necesidad (ni de segunda, ni de tercera) hay muchas cosas que me atan a mi piano. Tiene un valor sentimental mucho mayor que cualquier carta, fotografía, camafeo, o cualquier otro recuerdo que a primera vista podría parecer mucho más sensible a este tipo de lazos sentimentales.
Por primera vez en mi vida decido si todo lo que me une a mi piano, todo el esfuerzo, todos los años, todas las lágrimas, significan mucho más que el orgullo de hacer las cosas sola.
